El año 2017 ha sido declarado por las Naciones Unidas como Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo. Esta iniciativa aspira a sensibilizar a los responsables de tomar decisiones y al público en general de la contribución del turismo sostenible al desarrollo, movilizando a la vez a todos los grupos de interés para que trabajen juntos para hacer del turismo un catalizador de cambio positivo.
«Con más de mil millones de turistas internacionales viajando por el mundo todos los años, el turismo se ha convertido en una poderosa fuerza transformadora que tiene una influencia decisiva en la vida de millones de personas.Las posibilidades del turismo de incidir en el desarrollo sostenible son considerables»
De esta forma Banki-Moon, Secretario General de la ONU, justificó en 2015 anunciar este año que acabamos de estrenar, como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo.
Al respecto, la Organización Mundial del Turismo (OMT), hace hincapié en el papel del turismo en los cinco ámbitos clave siguientes:
- Crecimiento económico inclusivo y sostenible.
- Inclusión social, empleo y reducción de la pobreza.
- Uso eficiente de los recursos, protección ambiental y cambio climático.
- Valores culturales, diversidad y patrimonio.
- Comprensión mutua, paz y seguridad.
En este contexto, FITUR inaugura en IFEMA hoy, de forma oficial, el Año Internacional del Turismo Sostenible, y lo hace con las mejores de las previsiones (para la organización), un 10% mayor que el año pasado y esperando ingresar en la capital más de 240 millones de euros. Es indudable el potencial de exposición y divulgación de la convocatoria que en la pasada edición del 2016 asistieron más de 230.000 personas entre visitantes y empresarios del sector.
Y es que el turismo, como sector y motor determinante para muchas economías (entre las que se encuentra España), no es baladí analizarlo desde el punto de vista sociocultural y ambiental dada la enorme capacidad de alteración.
La tendencia actual anuncia que, en 2017, un tercio de los viajeros escogerán destinos más eco-friendly que en 2016; el 39% se muestra interesado en probar un eco-tour, y el 79% considera importante reservar un hotel que implemente prácticas ecológicas y sostenibles. Lo que faltaría añadir a esta estadística es ¿cuánto está dispuesto el turista medio a pagar por un eco-tour? ¿Qué implica que un hotel tenga prácticas ecológicas y sostenibles? ¿Esto lo sabrán en mi camping de toda la vida o es sólo para nuevos destinos?
Además, añadimos: ¿estamos ante un nuevo formato del mismo producto para ser “diferente” y crear tendencias que encajen de forma “ordenada” en el mercado?, ¿se trata de “crear” un nuevo producto alejado de las masificaciones que muchos turistas (no en vano, de medio-alto poder adquisitivo) rechazan? O ¿realmente se está avanzando hacia una mejor percepción de nuestro impacto, también en este sector, para con el medio ambiente e incluso socio-culturalmente?
Antes de seguir, analicemos los principales problemas que conlleva el turismo masivo, entendido como el opuesto del sostenible (o eco-fiendly):
- Homogeneización de los destinos: terminamos encontrando lo mismo en todos los lugares, los modelos arquitectónicos se repiten de forma compulsiva (principalmente en el turismo costero), perdiendo de esta forma diversidad cultural
- Colapso de servicios públicos y desplazamiento de las poblaciones locales
- Reducción de la diversidad de sectores económicos (principalmente servicios –hoteles, restaurantes, etc.- o construcción destinada a la ocupación turística) con el riesgo socio-económico que esto supone para los lugares que, fuera de la temporada alta, quedan desiertos
- Alteración y ocupación del terreno: muchas veces de forma desordenada atendiendo a un aumento de la demanda. La ocupación elimina el ecosistema allá donde se desarrolle, y si se hace de forma desordenada, provoca la fragmentación del territorio y de los hábitats.
- Sobreexplotación de recursos: de forma destacada el agua (consumo directo y también el uso para piscinas, riego de superficies verdes, etc.), pero también otros recursos.
- Aumento del estrés para especies autóctonas
- Entre otros…
Dicho esto, no cabe duda de la pertinencia de impulsar y fomentar un nuevo modelo de turismo.
Los destinos eco-friendly cada vez se presenta más diversos y más accesibles. Por una parte, existe multitud de destinos más allá del archiconocido “Pura Vida” de Costa Rica. Aquí una selección de 22 destinos sostenibles, de Islandia a Senegal
Por otra parte, sin irse demasiado lejos (que el avión también contamina, dicho sea), las Vías Verdes españolas y europeas, se presentan como un ejemplo de cómo recuperar estructuras para el disfrute del territorio. Entre sus planes, una jornada técnica sobre turismo accesible con el objetivo de promocionar itinerarios eco-turísticos europeos como uno de los recursos de turismo activo más accesibles para todas las personas. La accesibilidad, es uno de los elementos clave: recorrer la vía verde, comer en los restaurantes de la zona, alojarse en el entorno inmediato a la vía verde, visitar museos o hacer algunas compras, entre otras opciones.
¿Y en Extremadura? Extremadura es uno de los máximos exponentes de España del turismo rural, que a menudo se asocia al concepto de sostenible. Desde luego su repercusión no es la misma (ni en tipo ni en magnitud) que el turismo masivo de costa (sea en la costa levantina española o en Cancún), aunque no debemos caer en la tentación de las etiquetas sin preguntarnos qué implica o qué hay más allá.
No en vano, Extremadura ofertará este año en FITUR su turismo de «emociones, auténtico y respetuoso» con el medio ambiente. En este punto, el Director General de Turismo de la Junta de Extremadura también ha destacado que la región «es agua», y ha añadido que la Dirección General de Turismo en 2017 «dará nuevos pasos, teniendo en cuenta las zonas de baño, la pesca, el turismo fluvial y los balnearios». Este año, además, se presenta la novedad del turismo “de estrellas”.
Analizando algunos de los “puntos fuertes” de Extremadura, sea la gastronomía, el agua, el turismo ornitológico y la historia, salvo este último punto, todos los demás llevan implícito una relación hombre-medio ineludible si lo que se quiere ofrecer es calidad:
- Los alimentos regionales (vinos, productos ibéricos, quesos, pimentón…) requieren de animales y entorno en equilibrio.
- El agua (ríos, embalses, pozas) precisan correr limpias para que sean atractivas.
- El turismo de observación de aves, exige que las poblaciones estén en equilibrio ecológico.
- Las estrellas, necesitan de cielos limpios para ser observadas.
Se presenta, por tanto, un escenario propicio para desarrollar turismo eco-friendly (o para que nos entendamos, respetuosos con el medio y sostenibles a largo plazo, incluido entre estaciones)
¿Sabremos aprovecharlo?